Fiebre constructora en Tlalpan Parques, ¿para qué?



Enfrente de los hospitales de Cancerología y Fray Bernardino Álvarez se extiende una agradable explanada en la que, día a día, conviven familiares de enfermos en espera de un milagro, vendedores de tacos de canasta, taxistas y las infaltables palomas o pichones. En una esquina se levanta la flama, una escultura que rompe un poco la armonía que dan a la plaza los árboles que la circundan. Es un lugar agradable, un oasis, diríamos, en medio del intenso tráfico de la Avenida San Fernando y rodeado por un número cada vez mayor de edificios. Y quizá por eso, por ser un espacio que se destaca entre altas construcciones, ha llamado la atención de constructores y autoridades que se relamen los bigotes pensando en hacer de la modesta placita un nutrido estacionamiento.

Parece que en Tlalpan ya no puede verse un terreno liso sin pensar en edificarle algo encima. En el caso que comentamos se esgrimen razones “un poco tardías”, por decirlo amablemente. Se aduce que en la zona no hay estacionamientos para los familiares de los enfermos que por fuerza llegan en coche para internarlos o para consulta, como tampoco los hay para el personal médico y trabajadores de los diversos nosocomios. En efecto, la Zona de Hospitales carece de espacios para los autos. El lector se preguntará: ¿y no se pensó en eso cuando se diseñaron las múltiples edificaciones? ¿Acaso autoridades, planificadores y arquitectos no ven o no vieron venir el reino del automóvil? ¿Los enfermos y sus familiares habrían de llegar volando o a pie? ¿Quién responde a esto?

Los vecinos de la zona ya no saben qué hacer ahora mismo ante tanto polvo y revolvedoras de cemento. Querrían, sí, que se acabara de una vez con esa fiebre constructora y, por supuesto, conservar los pocos espacios amables que aún quedan. Insisten, por tanto, en sistemas de transporte público que pongan un “hasta aquí” al uso de coche en Tlalpan y en la Ciudad toda. Sugieren en consecuencia la búsqueda de un espacio fuera de la Zona de Hospitales que sirva como estacionamiento bien comunicado por un sistema de transporte que traslade con eficiencia a enfermos y a sus familiares (algo parecido al Pumabús en la Ciudad Universitaria). Debemos proteger, dicen, los pocos espacios libres que nos quedan, llámense plazas, jardines y aun banquetas. Pero sobre todo sugieren volver la vista hacia experiencias felices —que la hay— en otros países, para algunas de las cuales tenemos estos enlaces:

Sobre movilidad urbana: www.movilidadurbana.wordpress.com 
Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP): www.itdp.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario