Nuestra demarcación ha sido invadida


Uso y abuso del espacio público por el comercio informal y formal 














Los vecinos se quejan del caos derivado del mal uso de los espacios en Tlalpan. Nuestra demarcación ha sido invadida: banquetas, camellones, parques, plazas y vialidades están tomadas por el comercio informal y el formal.

Los vecinos de Niño Jesús, Centro de Tlalpan, Toriello Guerra, Club de Golf, entre otras colonias, se ven ya prácticamente impedidos de caminar o circular libremente por la Zona de Hospitales, donde el comercio ha levantado aquí y allá demasiados obstáculos. Uno de tantos ejemplos es el de la “Expo León”, un mercado de zapatos y ropa que lleva meses ocupando toda una acera de Calzada de Tlalpan, entre Abasolo y San Fernando (frente al mercado de Las Flores). Es un espacio por el que circula mucha gente y visualmente muy importante, pues ahí se encuentran el monumento a Juárez, la Ex Hacienda de Tlalpan y la casa de Catipoato, donde vivió María Félix. Ese punto es también la entrada a las calles del primer cuadro del Centro Histórico de Tlalpan. ¿A quién le sirve un mercado así? ¿Por qué lleva ahí tanto tiempo, causando conflicto vial, basura, problemas para el peatón y, sobre todo, contaminación visual?

Las vialidades principales, todas, están invadidas por puestos de comida chatarra. Imperan la basura y los olores a orines y excremento. Los peseros y taxis hacen base en sitios y esquinas neurálgicas, como las de San Fernando y Tlalpan, Insurgentes y La Joya. Los hospitales se ampliaron hasta ocupar todos sus terrenos y más allá; no tomaron en cuenta lo que pasaría a su alrededor y sobrepoblaron a la antes apacible Tlalpan. Hoy cualquiera se adueña de un espacio para abrir su negocio y no hay quién lo detenga o ponga en orden. Ahí están los “viene viene”, los que venden boletos de autobús, o tamales, dulces, refrescos, tacos, quesadillas, tortas y demás nutrientes.

Otro problema muy notorio son los vecinos que se reservan la calle colocando barrotes, cubetas o lo que sea para evitar que otros ocupen los lugares que presumen suyos. El Pollo Feliz, negocio sinaloense de venta de pollos al carbón, ubicado sobre Calzada de Tlalpan casi esquina con Tezoquipa, contamina notoriamente con humo y olores que las familias de colonias como La Joya perciben hasta a 300 metros de distancia. Pareciera, en fin, que lo que impera es la ley del más fuerte y el “quítate que ahí te voy”.
                                                           
¿Será posible que el nuevo gobierno delegacional, el del Distrito Federal y los ciudadanos en general asuman sus responsabilidades, dejen de echarse la bolita y volvamos al orden?

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